La planificación estratégica, que abarca de tres a cinco años, establece la visión a largo plazo y define metas basadas en un análisis DAFO y la gestión de riesgos. Esta planificación guía a la organización hacia sus objetivos futuros, alineando recursos y adaptándose a cambios. Por otro lado, la planificación operativa, con un horizonte anual, se centra en las tareas diarias y en la asignación de recursos para ejecutar la estrategia. Asegura la coordinación de equipos, la asignación de responsabilidades y el monitoreo del progreso.
Ambas estrategias son cruciales: la primera proporciona una dirección clara, mientras que la segunda garantiza la ejecución efectiva y la adaptación a desafíos inmediatos. Juntas, permiten a las organizaciones crecer, adaptarse y prosperar.
Fuente: cepymenews.es
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