La crisis sanitaria derivada del coronavirus ha cambiado la forma de trabajar en 2020 y han sido muchas las empresas que han tenido que cambiar su día a día en las oficinas por el teletrabajo, con sus correspondientes consecuencias. De acuerdo con el último estudio realizado por la consultora de recursos humanos Randstad, si en 2019 hubo 950.000 españoles trabajando en remoto, este año ya son más de tres millones. Esto se traduce en un elevado número de equipos informáticos expuestos a los peligros de la red y a la ciberdelincuencia, que han visto en la COVID-19 un impulso perfecto para incrementar su actividad delictiva.

Además, el confinamiento y las posteriores medidas de protección frente al coronavirus han hecho que se pase más tiempo en casa y conectados a internet, incrementando la exposición a los riesgos del mundo online. Una situación de la que se han aprovechado los ciberdelincuentes: durante los tres primeros meses de 2020, el cibercrimen en todo el mundo se incrementó en un 40%, de acuerdo con IBM X-Force IRIS, un porcentaje que ascendió hasta el 125% en Europa, Oriente Próximo y África.

Fuente: estardondeestes.com

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