Cuando una persona accede a internet siempre acaba compartiendo sus datos. Cuando el usuario acepta las cookies de la página web de una empresa, por ejemplo, esta informando a esta organización sobre sus costumbres a la hora de navegar por internet. Cuando se registra en una web, está aportando datos personales como su teléfono o su email y la mayoría de las veces desconocemos el uso que hace la empresa con esa información.
Esta información, explica Luis A. García, codirector del Máster en Protección de Datos y Seguridad de la Universidad Nebrija, en Madrid, resulta esencial para que las empresas desarrollen su actividad. La manejan y la almacenan para ofrecer sus bienes y servicios. “Un centro educativo necesita que los alumnos proporcionen ciertos datos personales para impartirles el curso”, explica este experto. Al igual que un pequeño comercio necesita los números de teléfono de sus clientes para despachar sus pedidos a través de WhatsApp o para enviarles una newsletter con ofertas. Además, las empresas y los trabajadores autónomos pueden aprovechar esta información para realizar estudios y mejorar su funcionamiento, incluso para lanzar campañas de publicidad. Un uso legítimo, indica García, siempre que se informe con transparencia al usuario acerca de qué datos se van a usar, cuál va a ser propósito de uso y, sobre todo, otorgue su consentimiento.
Fuente: elpais.com
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