Los delitos cibernéticos han logrado representar aproximadamente el 1,5% del PIB global, alcanzando una cifra asombrosa de un billón de dólares. Esta cantidad supera la combinación de los otros tres principales motores económicos en el ámbito del crimen: el comercio ilícito de armas, la explotación de seres humanos y el mercado ilegal de sustancias estupefacientes. El cibercrimen apunta a diversos mercados, pero su enfoque principal recae en empresas, gobiernos y administraciones.

Lo cierto es que las organizaciones del cibercrimen funcionan como cualquier otra empresa. De hecho, sus objetivos son los mismos: reducir costes, incrementar ingresos y mejorar la eficacia y la continuidad de negocio. Tanto es así que, incluso, algunas de ellas, como es el caso del grupo de ciberdelincuentes DarkSide, cuentan con un código de conducta.

Fuente: cepymenews.es

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