Javier Busquets escribe para la edición digital del periódico www.expansion.com un interesante artículo en el que desgrana el significado de la transferencia tecnológica, distinguiéndola de la venta tecnológica, aclarando que son procesos distintos y que en el primer caso resulta muy dependiente de las capacidades innovadoras de las empresas o instituciones, como es el caso de la relación entre la universidad y la empresa.

En un proceso de venta, en cambio, se da por supuesto que existe una necesidad en el cliente, así como los conocimientos necesarios con respecto al valor que la tecnología puede aportar. De forma esquemática, podemos decir que el vendedor de tecnología sabe qué vende y el comprador sabe qué compra. El proceso se basa en el intercambio de información, que puede formalizarse por escrito, y en un conocimiento explícito.

Mientras, la transferencia tecnológica parte de los conocimientos y de las capacidades de las partes que conforman el proceso, por ejemplo, una universidad de la cual procede una invención y una empresa. Ello es particularmente relevante porque la transferencia tecnológica no es un acto de consumo en que un proveedor vende un producto a un cliente que le plantea una necesidad explícita. La piedra angular para comprender la diferencia de este proceso es que se articula en base a la generación de conocimiento con respecto a la satisfacción de capacidades latentes en las partes que forman parte de la transferencia.

Fuente: www.expansion.com

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